Me gustan las palabras, me encanta jugar con ellas, me gustan los dobles sentidos, las parábolas y las metáforas que construyen, no me gustan los rodeos, pero si los adornos, amo el caos pacifista y detesto el orden bélico, tolero a los intolerantes hasta que van mas allá del pensamiento, no me gusta hacer planes porque temo que estos se vean truncados, mi búsqueda es la del placer inmediato porque me parece el mayor riesgo no arriesgar, no comprendo a aquellos que no tienen curiosidad, no entiendo como se puede perder la curiosidad sin perder la vida, no congenio bien con quien no se pregunta nada trascendente por el hecho de no ser práctico, me gusta la intriga, me gustan las causas perdidas, prefiero una verdad dolorosa que una mentira piadosa, no me gusta que me den consejos, trato de evitar problemas con el prójimo pero siempre digo lo que pienso, si me atacan me defiendo, y aun así, siempre y en todo lugar... la única guerra que libro es contra mi mismo.

12 de noviembre de 2014

Abolición del dinero en metálico para imposibilitar la corrupción y otros delitos.

Dado el nivel tecnológico que ha alcanzado nuestra civilización, resulta ya innecesario e ineficiente el uso de dinero en metálico. Existen numerosas formas de realizar transacciones monetarias de manera electrónica, desde las tarjetas de crédito, hasta los monederos electrónicos, o los sistemas de pago online... De hecho, la mayoría de comercios ya disponen de estos sistemas y dispositivos de cobro electrónico, por lo que la implantación de esta propuesta no debería suponer un gran coste ni una gran modificación de infraestructuras. Hoy por hoy mantener el uso del dinero en metálico tiene como fin ultimo posibilitar y/o hacer difícilmente auditables actividades delictivas tales como la corrupción, el trafico de drogas, la salida ilegal de capitales, la evasión fiscal, etc... Desde el maletín que le entrega el constructor al alcalde, hasta las copas que no factura el propietario del bar de la esquina, pasando por el hachís que vende el narco, todas las transacciones monetarias, absolutamente todas, quedarían registradas y por lo tanto no exentas de ser posteriormente auditadas por el organismo público al que democráticamente se le asignase dicha tarea. Asumido esto, dichas actividades quedarían muy afectadas, tanto que la mayoría de ellas a largo plazo dejarían de existir siempre y cuando desde la administración y las autoridades públicas se tomasen medidas contra los infractores.

Por otra parte también dificultaría en gran medida los hurtos, robos y atracos ya que nadie llevaría nunca dinero en efectivo encima ni tampoco lo tendrían en los establecimientos comerciales, no existiría.


Mientras no imposibilitemos los delitos, los delincuentes seguirán apareciendo una y otra vez, podremos delatar y condenar a un corrupto o a un narcotraficante hoy, pero mañana aparecerá otro que le reemplazara, y así sucesivamente de manera que la lucha nunca terminará y el mundo jamas se librará de sus miserias. Para acabar realmente con algo a veces hay que ir un paso mas allá y acabar con aquello que lo hace posible.

No debemos conformarnos con exigir a los políticos y empresarios que sean honrados, ni limitarnos a condenar a los que no lo hagan, debemos diseñar un sistema socioeconómico pensado para funcionar bien incluso con los individuos mas malintencionados que pueda haber.

No hay comentarios:

Publicar un comentario